Este es el interior de una palloza de Piornedo, en los Ancares Lucenses. En aque entonces estaba habitadas en feliz cimpañia por animales y personas. Los animales, sevian como calefacción a aquellos crudos inviernos gallegos. Apenas si existía ventilación, para aislarse más completamente del exterior. Gruesas paredes de piedra era el armazón arquitectonico.
Aquí, estaba la sección de almacenaje del alimento para los animales.En otras sección, las cuadras y ligeramente levantaba del suelo una tarima, que sirvía de soporte a los “muebles” necesarios para vivir.